jueves, 8 de octubre de 2009

“¡A LOS POSTRES ME REMITO!”. HOY PAY DE LIMON… ¡¡DE RECHUPETE!!

Muy estimados y estimadas brujizas.- Con el gusto de siempre de saludar a mis cuatro asiduos lectores, me permito presentarles una recetilla en la modalidad de Postres. Yo soy postrera a más no poder, puedo pasar horas sin alimento, pero no sin postre. Es herencia de mi Señor Padre, el subsecretario. El no es dulcero, para nada, pero desde que tengo uso de razón el postre del mediodía no lo perdona por nada del mundo y acuñó una frase que al ser pronunciada ponía a temblar y en franca revolución a todas las brujillizas de la casa, pues al acabar de comer, recitaba implacable “¡A los postres me remito!” y entonces todo mundo a sacar el ate con queso, las fresas con lechera, la mermelada con pan bimbo, los duraznos en almíbar, el alfajor, la gelatina o el budín de vainilla con Maizena -cuando dio tiempo de hacer algo más “elaborado”- o en el caso extremo y de verdadera urgencia, yogurt de fresa.

¡Ah, si! Frase célebre y temible en casa de la Familia Morgan… a la que después mi querida sobrina Cecy (la hoy quinceañera) le dio al traste y acabó con toda la tradición familiar. Sería a la sazón de unos 5 años que tenía la imberbe, que mi padre sentenció “¡A los postres me remito!”… y ella con pasmosa candidez preguntó: “¿A los postres, marranito?, Abuelita, qué qué dijo mi abuelito Rafael?”… Silencio sepulcral… desde ahí, mi Señor Padre, el subsecretario, se dio a la tarea de llevar estricta y puntual dieta antes de merecer acuñar de nueva cuenta la célebre sentencia.

Así las cosas, les paso la recetilla postrera favorita de mis enanos y que constituye un verdadero hitazo en la Tarde de Postres que cada año se inventan en el Colegio de mis hijos -una pecaminosa tarde de verdadera y gloriosa engorda, en la que cada familia lleva un postre para compartir. Entonces verán mesas y mesas con cualquier variedad de postres como transportados a una alucinante y surrealista escena de Hansel y Gretel: trenzas con glazé, nieve, paletas, pasteles de todos sabores, tamaños y colores, roscas, volteados de piña, malvaviscos con chocolate, panqués de pasas y naranja, galletas horneadas, y cualquier cantidad de delicias capaces de inducir un coma diabético al más pintado-, pero bueno, yo siempre saco mi socorrido postre que, la verdad y no es por nada, es de los primeritos que se acaban, entonces puedo irme temprano de ese lugar de lujuria y pecado gastronómico. Ahí va y como es tradición, en menos de 20 minutos quedan súper bien.

PAY DE LIMON

1 paquete de galletas María
1 lata de leche condensada
1 lata de Media Crema Nestlé
El jugo de 8-10 limones
Duraznos y cerezas en almíbar al gusto

Se acomodan las galletas maría en el fondo de un refractario
Se licúan la lata de leche condensada y la media crema Nestlé, con el jugo de los limones -Hay que moverle al vaso de la licuadora, porque se espesa y luego no se revuelve bien-.
Una vez que está bien licuado, se vacía una tanda sobre la capa de galletas y se agrega una segunda capa de Marías y se vacía el resto de la mezcla.
Se puede agregar pedacitos de duraznos en almíbar y se decora con las cerezas y unas hojitas de limón.
Se pone a refrigerar por espacio de una hora a que espese y quede durito.

Suerte, brujiz@s. Estoy segura que les quedará de rechupete y se van a pelear por lamer el refractario -y el vaso de la licuadora, Ja!-

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